«En esta reseña Miguel Ángel León nos habla sobre sus experiencias durante una larga trayectoría de meditación Budista. Como bien sabemos el camino de la meditación es particular en cada quien, las experiencias son distintas en cada prácticante, más sin embargo siempre existen puntos de coincidencia en donde encontramos que los obstaculos enfrentados por otros son similares a los nuestros, y en este sentido pudiesemos utilisar el mismo antidoto a dichos obstaculos, por lo que nos resulta de gran beneficio conocer las experiencias de aquellos que ya han recorrido basto camino. Gracias Miguel.»
-Ryokan
La Meditación Zen Experimentada Paso a Paso
Escribí este libro (La Meditación Zen Experimentada Paso a Paso) hace ya varios años, porque todos los libros que conocía sobre Zen, recomendaban la práctica del zazen de un modo que no se ajustaba a mi experiencia. Tras practicar la meditación durante más de tres décadas, comprendí que había varios puntos oscuros sobre la manera de sentarse, que eran la causa de los problemas que se experimentaban a menudo durante el zazen.
Un ejemplo notable es como la mayor parte de los libros incidían en que la espalda debía estar siempre derecha, lo que desde luego en mi caso particular resultaba virtualmente imposible. Mantener la espalda derecha todo el tiempo por otro lado, me parecía incluso contraproducente, pues exigía una tensión que no ayudaba en nada a la meditación. Al contrario, cuando me fijé en ello, me di cuenta de que estar constantemente con la espalda tensa, era un gran obstáculo para mi meditación. Pero si uno relajaba la espalda completamente, la postura parecía venirse abajo, y por tanto era como si uno se olvidase de lo que había venido a hacer, esto es, practicar la meditación.
Me llevó tiempo comprender que la verdadera meditación consiste precisamente en olvidarse de la meditación, y que relajar la espalda, aun a costa de que esta quedase algo encorvada, no solo no era problema, sino que era un paso en la buena dirección. A base de poner atención en ello, fui dándome cuenta de que la espalda relajada no significa en absoluto que la postura se venga abajo. El cuerpo no se derrumba, como un muñeco de trapo, sino que queda en una postura perfectamente equilibrada, en la que se puede entrar en un perfecto relax y abandono de cualquier tensión muscular.
Pero quedarse en esa postura tampoco es el fin de la meditación. Poco a poco me fui percatando de que al cabo de un cierto tiempo, la espalda necesita ponerse derecha por sí misma, otra vez. Con la espalda derecha, la inspiración es completa y regeneradora, mientras que con la espalda relajada, es la espiración la que sale ganando, pues puede alargarse más, y uno puede permanecer después mayor tiempo sin tomar aire de nuevo. Es precisamente en ese periodo, entre inspiración y espiración, cuando la mente deja ir todos los pensamientos y todas las fantasías e imágenes acumuladas, haciéndose un silencio profundo. Por tanto, relajar la postura en ocasiones, es esencial cuando se practica la meditación. Tanto, como poner la espalda derecha.
Pues bien, una cosa tan elemental, no la he encontrado ni tan solo mencionada de pasada en ninguna parte (no digo que no lo esté, sino que yo no he dado con ello) Por el contrario, existen montones de libros y manuales, donde se explica con toda suerte de detalles cómo sentarse con la espalda derecha, tal y como indica Dogen en el Fukanzazenji, pero nadie se atreve siquiera a sugerir que, aunque sea de vez en cuando, la postura debe relajarse. Tan solo Durkheim menciona en su libro “Hara”, que durante la meditación, el cuerpo no está quieto, sino que se mueve oscilando alrededor de un eje invisible que pasa por el Hara. Aparte de él, casi todos enfatizan la quietud del cuerpo.
Me decidí a escribir por tanto este libro de modo que estuviese lo más claro posible, y publicarlo en Kindle, aún a sabiendas de que el mismo tendría fallos. No teniendo apoyo editorial, es imposible que el libro salga perfecto, no importa cuántas veces se relea para corregirlo, y así, cada vez que vuelvo a leerlo, me encuentro ciertamente insatisfecho, y siento deseos de reescribirlo. Pero finalmente he decidido no hacerlo.
Las razones son muy simples: si lo reescribiera, se perdería parte de su interés. Si volviera a escribir algunos pasajes, los cambiaría por completo, y podría ocurrir fácilmente que la idea primigenia se viese afectada por los cambios, porque es casi imposible pulir y pulir una roca para que tenga una forma perfectamente esférica: Si la rebajas en demasía, se pierde la curvatura tanto o más, que si la dejas sin rebajar. Sé que nunca estaré satisfecho con lo que escribí (ni con otros dos libros que siguieron en la colección que titulé, como creo haber dicho, “Una guía práctica hacia la auto realización”) pero así y todo, he aceptado que, con los fallos que pueda contener, la idea central sigue siendo correcta, y enteramente válida, tal y como está escrito.
Si lo que he aprendido me ha ayudado a mí, ¿cómo iba a guardarlo para mí solo? Si puedo llegar a más personas, no dudaré en hacerlo, y es por eso que escribo esta nota para Escrituras Eremitas, que se han ofrecido muy amablemente a publicarme una reseña sobre el libro.
Gracias a Escrituras Eremitas por su interés.
Miguel Ángel León Abarca (Daido Shugen)
Yo también me cansé de leer este tema sobr ela espalda «perfectamente» derecha por fin alguien que aclara,no se porque pasan estas cosas, será elitismo por parte de ciertos autores que quizá se crea que hay que reposar cualestatua de Buda?
Gracias por compartir esto.
Abrazo!
Si el cojin de meditacion no es lo tuyo porque te duelen las rodillas al sentarte con las piernas cruzadas, siempre puedes utilizar una banqueta de meditacion para sentarte en