¿Cuál es la visión del Budismo sobre el amor?


¿Cuál es la visión del Budismo sobre el amor?

Amor en el Budismo

En las enseñanzas Budistas el amor es percibido en términos de los estados mentales tóxicos o benéficos presentes en las mentes de quien ama y es amado. Un rango de emociones pueden distinguirse. En su nivel más burdo el amor puede llegar a ser narcisista y demandante; a su nivel más sublime el amor es abnegado e incondicional. El amor personal tiende a oscilar de un extremo de la escala hacia el otro. Los Budistas son enseñados que mientras más su amor se incline hacia las formas egoístas, más sufrirán y mayor sufrimiento causaran hacia la persona amada; mientras más incondicional es su amor y más esté basado en la sabiduría y el entendimiento, disfrutaran de más felicidad y más capaces serán de dar a otros. Los Budistas son enseñados a cultivar sus acciones, habla, pensamientos y emociones de tal manera que eduque y purifique las emociones positivas.

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Fuente:

  • Within and Without – Ajahn Jayasaro

Ryokan Opina

Cuando se habla del amor en el sentido convencional el concepto del mismo puede variar según los roles sociales. Elementos como el romanticismo y la sensualidad representan parte de la concepción del amor de pareja. Así cada uno, como el amor hacia los hijos, hermanos, amigos y conocidos, tienen dentro de su expresión características particulares que los diferencia. Desde el sentido Budista, el amor permanece sin etiquetas, es universal y no queda condicionado por los distintos roles, en este se preserva los elementos más básicos, tales como el afecto y la empatía.

El Budismo separa la verdad convencional y la universal, colocando estas en dimensiones distintas pero dentro de un marco coherente a las capacidades y situaciones de cada ser; de manera que el Budismo puede hablar no solo del amor universal sino que puede tratar y suministrar una visión equilibrada en el amor convencional. Ajahn Jayasaro realiza un excelente trabajo cuando define el amor como un espectro que puede variar desde un extremo hacia el otro, y al condicionarlo de acuerdo a los estados mentales tóxicos o benéficos que esta puede generar. Incitando en nosotros, los laicos, a mejorar nuestra propia versión del amor de acuerdo a los roles que hemos asumido y desde este contexto encontrar los medios de expresión más equilibrados; los monjes, desde su propio rol y compromiso con la práctica, asumen un concepto del amor más universal y desligado de los medios convencionales.