3 maneras en que el matrimonio puede ser un sendero espiritual


Familia, vida espiritual

Familia vida espiritualLa orden monástica Budista fue establecida por el Buda específicamente con el objetivo de proveer las condiciones óptimas para aquellos hombres y mujeres deseando comprometerse de todo corazón al camino del despertar, de este mismo modo las distintas religiones mayoritarias han creado instituciones para un desenvolvimiento focalizado en la vida espiritual, y diversas personas han asumido caminos personales de una práctica espiritual exhaustiva.

La vida hogareña por lo general tiene distintos obstáculos que dificultan la total entrega a un camino espiritual, ¿pero es realmente imposible desarrollar una vida espiritual intensa por medio de la vida de familia?

Existen tres símiles de como el matrimonio puede representar por sí mismo una institución o sendero espiritual:

1. Relación comedida con los sentidos (disminución de los estados mentales tóxicos)

La vida monástica se basa en la adopción de distintas reglas de entrenamiento, muchas de las cuales previenen al practicante de caer en la indulgencia de distintos estados mentales tóxicos. De este mismo modo el matrimonio supone un compromiso, de compartir las bondades y los retos de la vida con otra persona y suministrarle una fuente de confianza, respeto y afecto. El cumplimiento de esta promesa representa un desafío a nuestra naturaleza como seres humanos, lo que requiere de disposición y esfuerzo;  es por esta razón que los matrimonios exitosos son parte de una muy pequeña excepción, los divorcios y las relaciones disfuncionales son más comunes cada día, lo que sugiere una deficiencia, por general causada por la indulgencia de los estados mentales tóxicos.

Una persona comprometida a la raíz familiar reconoce la importancia de proteger a la misma mediante el ejercicio de una mentalidad grupal, este toma decisiones basadas en el beneficio y la seguridad de su familia como unidad, y se abstiene de tomar decisiones basadas meramente en inclinaciones o deseos individuales. Una relación comedida con los sentidos sostiene el valor de la confianza; lo que para los monásticos es celibato, para la entidad del matrimonio es fidelidad, y estas dos no ocurren por si solas, sino que proviene de un ejercicio y un entrenamiento consciente, en el cual mediante una clara atención a los sentidos restringimos posibles peligros que pueden llevarnos a cometer alguna falta y como consecuencia generar sufrimiento y/o desbalance en nuestra vida espiritual o familiar.

Los matrimonios exitosos perciben la búsqueda de la felicidad como una tarea grupal más que individual, y esto supone en ocasiones asumir decisiones en beneficio de aquellos a quienes amamos incluso por encima de nuestras inclinaciones o deseos personales. Este camino desarrolla virtudes que nos ayudan a disminuir los estados mentales tóxicos que degeneran en sufrimiento y la separación de la unión familiar.

2. Desarrollo del amor bondadoso, el desinterés y la generosidad (aumento de los estados mentales sanos)

El motor de una familia es el amor bondadoso y desinteresado, los padres proveen a sus hijos de todo lo necesario para sus vidas, tanto emocionalmente como físicamente. Existe un sentido de responsabilidad pero por encima de esto existe un sentido de amor incondicional. El ejercicio de la vida familiar, si la focalizamos debidamente, nos ayuda estar más relacionados con estas cualidades mediante la realización diaria de estas.

De forma paralela, la vida espiritual busca extender estas cualidades a todos los seres sintientes, sin realizar ninguna distinción. Pero ya sea que el alcance sea hacia una sola persona o hacia miles, la relación con estas cualidades siempre será provechosa para el carácter del ser humano y el desarrollo de sus virtudes, acrecentando en este los estados mentales sanos.

3. Perpetuación de la virtudes (transmisión de las enseñanzas)

Parte de las responsabilidades monásticas consiste en mantener y preservar las enseñanzas de sus respectivas religiones; la relación de los representantes de esta institución con sus laicos es similar en cierto modo a las de un padre hacia su hijo, en el sentido de que transmite las enseñanzas y las coloca a disposición de estos.

De esta manera un padre y una madre tienen por igual la responsabilidad de  transmitir sus valores mediante la enseñanza y el ejemplo, a la misma vez que proveen un ambiente sano para el desarrollo adecuado tanto emocional como físico. Una crianza adecuada genera seres humanos emocionalmente sanos y crea la tendencia de perpetuarla de generación en generación. Desafortunadamente, esto también es cierto para lo contrario, una educación inadecuada y un ambiente familiar disfuncional genera seres humanos disfuncionales, los cuales a su vez  la perpetúan de generación en generación.

Depende de los padres ser trasmisores de las virtudes a sus hijos, y esta transmisión es vida espiritual, por lo que atrae felicidad y nos acerca a ser mejores seres humanos y estar en mejor correlación y armonía con los distintos aspectos de nuestra vida, social e individual.

~Ryokan