El Buda nos enseñó a observar como constantemente creamos sufrimiento a nosotros mismo al aferrarnos al cuerpo y sus sentidos, sentimientos, percepciones, pensamientos, emociones considerándolas como “yo” o “mío”. Aprender como abandonar ese hábito es aprender como “dejar ir”. Esto no es posible mediante un acto de voluntad. Dejar ir ocurre naturalmente cuando la mente entrenada es lo suficientemente aguda para percibir que en nuestra experiencia directa no hay nada que corresponda con el concepto de “yo” o “mío”.
“Yo” o “mío” no son, sin embargo, meras ilusiones; son convenciones sociales extremadamente útiles, y el Buda enseñó que deben ser respetadas como tal. A pesar de que el cuerpo, por ejemplo, estrictamente hablando es «no-mío”, eso no significa que debe ser descuidado. Dejar ir del cuerpo no significa abandonar el ejercicio, no bañarse o no tener una dieta saludable. Significa no permitir que nuestra propia vida sea definida en términos del cuerpo. Significa liberarnos a nosotros mismos de toda la ansiedad, inseguridad y vanidad, y de todo miedo al envejecimiento, enfermedad y muerte que acompaña una relación poco sabia con el cuerpo.
“Dejar ir” es también un término utilizado para el esfuerzo inteligente. Conocer que ningún esfuerzo que hagamos existe independientemente, que siempre será afectado en cierto grado por condiciones sobre la que no tenemos ningún control, dejamos ir nuestras demandas y expectativas para el futuro. Creamos las mejores condiciones posibles para alcanzar nuestras metas, y luego “dejamos ir” los resultados.
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Fuente:
- Without and Within – Ajahn Jayasaro