En mis tiempos de universidad tenía esta cita: “cuando la meditación va bien, todo va bien”; y es que había percibido una tendencia, en aquellos periodos de mi vida en que practicaba mi meditación de forma diligente y constante todo parecía voltearse a mi favor, todo parecía funcionar adecuadamente, era una especie de fórmula mágica. Más sin embargo cuando mi práctica meditativa tambaleaba, los esquemas de dificultad y fracaso retornaban a mí en ciertos aspectos de mi vida, entre ellos, mis calificaciones.
Esto me llevó a preguntarme, ¿Cuál es la correlación existente entre mi meditación y todo lo demás?, ¿es acaso alguna fuerza exterior que incide en todo lo que nos sucede?… y la respuesta es que no lo sé a certeza, pero probablemente es que no exista ningún ente externo más que nosotros mismos, lo que hacemos y como reaccionamos a las situaciones del día a día. Una meditación diligente es un indicio de que nuestra mente está enfocada, y si la mente está enfocada esto se extrapola a las demás actividades que realizamos. El por qué mis calificaciones iban mejor cuando practicaba diligentemente mi meditación probablemente esté relacionado con el hecho de que en esos tiempos la carga emocional nociva era menor, por lo que habían mucho menos elementos distractores del estudio y el aprendizaje; la fuerza de voluntad es mucho mayor, somos capaces de hacer lo que nos corresponde en el momento que corresponde, simplemente porque no tenemos que lidiar con el sentimiento insidioso de procrastinar (u otros sentimientos nocivos según el caso) o aún en el evento de tener dichos sentimientos tenemos las herramientas para relacionarnos con estos de manera saludable, observarlos y sobreponerlos.
Por otro lado cuando la practica meditativa no va bien, es signo de todo lo contrario, nuestra mente no está enfocada, probablemente estemos desequilibrados emocionalmente por alguna situación específica, o por uno de los 5 obstáculos (aversión, deseo, duda, agitación o sopor); en fin estos estados nocivos que afectan nuestra meditación extrapolan a otros aspectos de nuestra vida y son los que generan resultados negativos.
Por lo tanto, cuando me decía a mí mismo “cuando la meditación va bien, todo va bien” no estaba afirmando nada absurdo, ni siquiera era superstición, ciertamente existe una relación y esta relación es de como nuestro interior puede afectar todo lo exterior, si nuestra practica interna esta fortalecida, las cosas del exterior empezaran a funcionar, ya que nosotros mismos somos los únicos responsables de nuestro fracaso, y aún en situaciones donde no tenemos control alguno de los resultados, si tenemos la opción de aceptarlos internamente, nos aportarán positivamente, podremos sobrellevarlos mejor y esto nos ayudará a ser más felices, es decir, a estar menos condicionados.
Así qué, si estas teniendo problemas con tu práctica de meditación y hay otras cosas que además te preocupan, intenta romper la inercia, pon la rueda del Dharma a girar, pon tu interior en orden aplicando correcto esfuerzo, y cuando lo logres, esas cosas que te agobian empezaran a solucionarse casi de forma autónoma e incomprensible para ti; ¡inténtalo!.
Ryokan
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Hola,
He leido varias de tus publicaciones y de verdad que han sido lecturas interesantes, instructivas y entretenidas.
Es por ello que me gustaría poder contactarte de forma mas directa para pedirte tu ayuda/consejo sobre mi meditación y algo que me impide concentrarme correctamente, y ya no se como hacer para corregir esa gran «distracción».
De antemano te agradecería enormemente tu ayuda y consejo, para así no abandonar el camino hacia la meditación por la frustración.
En espera de tu pronta respuesta.
Saludos.-
Hola Kel,
Puedes contactarte conmigo a través de escrituraseremitas@gmail.com
Un placer.
Muy buenas publicaciones, muchas gracias!