Cualquier persona que haya tenido la oportunidad de conocer en menor o mayor medida sobre el Budismo podría llegar a pensar que dada la naturaleza de su ideología es preciso que sus devotos sean vegetarianos, y la realidad es que no es así; si bien muchos Budistas toman la decisión de no comer carne, no fue un requerimiento por el Buda y dentro del aspecto social-religioso no es necesario ser vegetariano para ser Budistas.
El primer precepto, que atañe tanto a laicos como a monjes, consiste en no matar a ningún ser sintiente, más sin embargo la ingesta de carne no es considerada como matar en sí misma. Al comer los alimentos solo existe la intención de alimentar y nutrir el cuerpo, dentro de este marco no existirá ninguna carga karmica proveniente del acto de comer. Es por esta razón que el Buda no prohibio a los monjes el consumo de carne, y les exhortó que en caso de haber visto, escuchado o sospechado que algún ser sintiente fue matado específicamente para realizar un plato para ellos, que en dicho caso no lo aceptasen, de esta manera no incidían directamente a la muerte de dicha criatura. Si analizamos la esencia de dicha exhortación podemos ver que si bien el acto de comer la carne no es reprochable en sí mismo ni genera ninguna carga karmica, el acto de matar [o mandar a matar (independientemente del motivo, sea para carne o no)] sí genera una carga karmica y debería de evitarse dentro de lo posible, desde el punto de vista del monje su alimentación está condicionada a cualquier cosa que sea ofrecida por el laico en buena fé, por la misma naturaleza de la mendicidad que no es exigente sino que es abierta, pasiva y flexible. Desde el punto de vista del laico, la adquisición de la alimentación es más activa, este si puede decidir en mayor amplitud cómo o de donde adquiere su alimentación; y desde este punto de vista lo ideal es realizar el intento de reducir dentro de lo posible cualquier incidencia negativa directa que esté generando mediante su fuente de alimentación seleccionada.
No obstante, es importante no obsesionarnos demasiado con esta idea; podríamos pensar y es cierto que al comprar carne contribuimos de manera indirecta a la muerte de un ser sintiente, pero debemos tener en cuenta que este hecho se cumple no solo para la ingesta de carne sino también para la de vegetales, considerando que para poder consumir este alimento muchos animales mueren en el proceso, por el efecto de insecticidas y venenos utilizados para la preservación de dichos alimentos, así también como muchas muertes que están involucradas en la ropa que utilizamos, el terreno en donde vivimos y en muchas de las cosas que utilizamos en el día a día, todo esto es (cabe mencionar) otro ejemplo de la primera noble verdad, toda existencia ordinaria es sufrimiento y es insatisfactoria. Cuando adoptamos el primer precepto de no matar nos comprometemos a evitar, dentro de nuestras posibilidades y nuestra consciencia, ser responsables directos en la muerte de seres sintientes.
En fin, nuestra decisión como Budistas de ser vegetarianos o no debemos basarlas en función de nuestras posibilidades y de nuestra consciencia de estar lo menos vinculados posible con el sufrimiento de los demás seres, y si ser vegetarianos escapa a nuestras posibilidades personales, debemos ser moderados, estar conscientes y atentos de lo que comemos y de nuestras intenciones.
~Ryokan
Leer Jivaka Sutta, palabras del buda sobre el consumo de carne.
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